Sección 3

En nuestro ADN

Mujeres rurales de Nueva Zelanda: pasado, presente y futuro

Juntas trabajan para desarrollar su potencial y superar los desafíos del aislamiento

Nueva Zelanda es un país bendecido con belleza y recursos naturales que hacen de él uno de los destinos turísticos más importantes y el productor de varios de los alimentos, las bebidas y las fibras más buscados del mundo1.

Mientras conduce por las zonas rurales de Nueva Zelanda, usted podrá apreciar un gran número de prósperas empresas agrícolas, proyectos turísticos, pequeñas empresas y comunidades locales. Además, verá operaciones agrícolas que utilizan alta tecnología junto a laderas cubiertas por vides, y plantaciones forestales al lado de vastas extensiones de arbustos nativos. La función esencial que desempeña el sector primario y el turismo en el bienestar económico, social y cultural del país resulta evidente.

Sin embargo, aunque nuestro ambiente natural nos proporciona valiosos recursos e impresionantes paisajes, el éxito del sector primario y la resiliencia de nuestras comunidades rurales proviene de nuestra gente.

Un conocido refrán maorí (he aha te mea nui o te ao, he tangata he tangata he tangata) dice “¿qué es lo más importante en el mundo? La gente, la gente, la gente”.

El sector agropecuario del país, que ocupa uno de los primeros lugares en el mundo, es el resultado del arduo trabajo y la determinación de varias generaciones de mujeres y hombres neozelandeses, sobre cuyas espaldas fue construido.

Al resumir el pasado, el presente y el futuro de las mujeres rurales de Nueva Zelanda, surgen tres temas clave: la resiliencia, el reconocimiento y la adaptación.

Al esumir el pasado, el presente y el futuro de las mujeres rurales de Nueva Zelanda, surgen tres temas clave: la resiliencia, el reconocimiento y la adaptación.

Resiliencia
La historia de las mujeres en el campo y las comunidades rurales del país es una de resiliencia.

Históricamente, las fincas fueron familiares, lo que es el caso de muchas empresas agrícolas en la actualidad.

Para las generaciones anteriores de agricultoras la vida era muy difícil, ya que el trabajo que realizaban era extremadamente duro.

Helen Clark, ex Primera Ministra de Nueva Zelanda y jefa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), recuerda que sus abuelas formaban una parte integral de la mano de obra agrícola, atendían a su familia, debían ser en buena medida autosuficientes y elaboraban todo lo que requerían, incluso la mantequilla.

Al mismo tiempo, participaban en actividades de sus comunidades y hallaban formas de conectarse con otras mujeres para brindarse apoyo y compartir sus experiencias. Una de ellas iba en su caballo, a menudo con un niño de corta edad, a las reuniones del Instituto Nacional de la Mujer en la localidad.

En nuestra historia hay numerosos ejemplos de mujeres rurales que realizaron cosas extraordinarias para mantener a sus familias, empresas agrícolas y comunidades en los tiempos difíciles.

Pregúntele a cualquiera en una comunidad rural; estas personas podrán contarle numerosas historias similares de resiliencia y determinación.

Las mujeres que se unieron al “ejército de tierra” brindaban asistencia en las fincas para mantener el flujo del suministro de alimentos durante ambas guerras mundiales. Otras se dedicaban a coser y mantener los huertos para vestir y alimentar a su familia y los trabajadores agrícolas. Algunas se hacían cargo de la finca en situaciones de enfermedad o pérdida del esposo o la pareja, tal como una mujer que realizó el ordeño matutino, luego de que su esposo muriera a causa de un infarto la noche anterior. Pregúntele a cualquiera en una comunidad rural; estas personas podrán contarle numerosas historias similares de resiliencia y determinación.

Aunque en la vida moderna se han superado muchas de las dificultades a las que las mujeres hacían frente históricamente, la agricultura actual aún requiere una gran resiliencia para manejar altibajos como las condiciones meteorológicas, la volatilidad de los precios, el mercado cambiante y los requisitos reglamentarios.

Las mujeres rurales siguen realizando actividades para ayudarse a sí mismas y establecer organizaciones comunitarias que apoyen a las familias y las comunidades rurales, desarrollen sus habilidades y conocimientos y las ayuden a superar su aislamiento social.

Rural Women New Zealand es una organización que les ofrece amistad, respaldo y oportunidades de aprendizaje. Comenzó en 1925 como la División para la Mujer de la Unión de los Agricultores, en respuesta a las adversidades que afrontaban muchas agricultoras, en particular las que vivían en zonas aisladas, abordando con escasa ayuda la soledad y la enfermedad.

Indudablemente, sus fundadores estarían orgullosos de saber no solo que la organización sigue funcionando a la fecha, sino también que en 2018, Katie Milne, productora lechera con un puesto de liderazgo en el sector industrial, fue electa como la primera presidenta del grupo Agricultores Federados de Nueva Zelanda, el sucesor moderno de la Unión de los Agricultores.

Juntas, las mujeres rurales trabajan cada vez más para desarrollar su potencial y enfrentar los desafíos que supone su aislamiento. Por ejemplo, la Agri-Women’s Development Trust (AWDT), establecida en 2009, tiene como objetivo equipar y respaldar a las mujeres para que logren avances en materia económica, social y ambiental en el sector primario y las comunidades rurales. La AWDT desarrolla programas que dotan a las mujeres de las herramientas, los conocimientos y la confianza que requieren para ser líderes y realizar nuevas contribuciones.

La Red de Mujeres Productoras de Leche constituye otro ejemplo de unión femenina. Esta red de miembros y voluntarios de todo el país tiene como fin empoderar las explotaciones agrícolas por medio de conexiones y conocimientos.

Reconocimiento
En la actualidad la atención se concentra en aumentar el reconocimiento y la toma de conciencia de las contribuciones de las mujeres rurales, incluida la que estas realizan para el éxito de las empresas agrícolas. Las mujeres han estado en el centro de las comunidades rurales de Nueva Zelanda y han sido fundamentales para nuestro sector primario; no obstante, los supuestos tradicionales en torno a los roles de los hombres y las mujeres suelen sugerir que dicha contribución a la agricultura y la producción se subestima o se pasa por alto.

Las mujeres han estado en el centro de las comunidades rurales de Nueva Zelanda y han sido fundamentales para nuestro sector primario; no obstante, los supuestos tradicionales en torno a los roles de los hombres y las mujeres suelen sugerir que dicha contribución a la agricultura y la producción se subestima o se pasa por alto.

Un ejemplo de lo anterior, proporcionado por Kimberly Crewther, Directora Ejecutiva de la Asociación de Empresas Lecheras de Nueva Zelanda, es la percepción de que el hombre es el “productor”, mientras que la mujer es la “esposa del productor”. A pesar de ello, en las tres generaciones de su familia que se han dedicado a la producción de leche, las mujeres se han desempeñado como socias, cumpliendo una función esencial en la empresa, con sus propias áreas de conocimientos especializados. Su abuela, una joven de la ciudad, pasó a ser miembro del ejército de tierra que mantenía en operación las fincas lecheras durante la guerra; luego se casó con un productor y siguió contribuyendo de gran manera a la conducción de la finca. La madre de Kimberly, quien mantenía en funcionamiento el programa de mejoramiento genético del ganado de la finca, pasaba los veranos manejando maquinaria de contracción de heno y forraje, ordeñaba las vacas y elaboraba los presupuestos de la finca, por lo que era nada menos que una socia plena de la empresa.

La actitud hacia los roles de los hombres y las mujeres en la agricultura está cambiando. Existe una mayor conciencia sobre el valioso aporte de las mujeres a las empresas agrícolas y una mayor aceptación de la desviación por parte de los hombres y las mujeres de sus roles tradicionales. Cuando son dirigidas por equipos de esposo-esposa, las fincas familiares se consideran cada vez más como una alianza.

A fin de desplegar el potencial de las mujeres, ellas mismas deben aprender a reconocer y valorar sus habilidades y experiencia. Lindy Nelson, fundadora y Directora Ejecutiva de la AWDT, ha observado numerosos ejemplos del gran impacto de la participación plena y la contribución de las mujeres en las empresas agrícolas y las comunidades rurales. Ha visto mujeres que contribuyen al fortalecimiento de la viabilidad financiera de las fincas y las empresas rurales, que toman parte en importantes proyectos económicos regionales, que ayudan a formular políticas públicas y a determinar cada vez más estrategias de negocios mediante su participación en el plano de la gobernanza.

La siguiente generación de mujeres está desarrollando nuevas formas de hacer las cosas, como la movilización de esfuerzos colaborativos dirigidos a impulsar iniciativas y proyectos de cambio específicos en la comunidad. En el sector se ha observado una tendencia creciente entre las mujeres mayores a liderar importantes proyectos e iniciativas empresariales en las comunidades rurales, con base en su experiencia. Mujeres de todas las generaciones, que se hacen oír y cumplen visibles roles de liderazgo, inspiran y motivan a otras a hacer lo mismo. Además, muchas mujeres líderes, quienes han desarrollado sus capacidades en el sector rural, desempeñan funciones de dirección en el Gobierno y el sector industrial de su país, así como en el ámbito internacional.

Se requiere más trabajo para que se normalice el liderazgo de las mujeres, a fin de que su nombramiento en un puesto de dirección deje de ser una noticia, y para que se reconozcan y valoren las habilidades y la experiencia de las mujeres rurales.

Se requiere más trabajo para que se normalice el liderazgo de las mujeres, a fin de que su nombramiento en un puesto de dirección deje de ser una noticia, y para que se reconozcan y valoren las habilidades y la experiencia de las mujeres rurales.

Adaptación
Desde mediados y hasta finales del siglo XX, la naturaleza de la agricultura de Nueva Zelanda cambió significativamente, lo que generó transformaciones más amplias de índole social, cultural, ambiental, política y económica. Por ejemplo, para competir en la escena mundial sin subsidios ni otras redes de seguridad, la agricultura debió convertirse en una empresa comercial, más que en un estilo de vida.

Aunque tal evolución generó muchos beneficios, incluido el fortalecimiento de la competitividad de las exportaciones y la sostenibilidad del sector primario, los cambios también pueden producir un mayor aislamiento físico y social de las mujeres rurales.

Las habilidades que requieren los trabajadores de las fincas y de los servicios de apoyo también han cambiado con el tiempo, lo que puede obstaculizar aún más la participación de las mujeres, cuando estas no pueden acceder fácilmente a la capacitación o carecen del tiempo o la oportunidad para obtener los conocimientos que necesitan.

En este sentido, la carga que supone el cumplimiento también ha variado mucho, lo que afecta la agricultura familiar, ya que, por ejemplo, complica la participación de los hijos en la finca o la contribución de los otros miembros de la familia. A menudo las demandas de la agricultura pueden dificultar la participación continua de las mujeres en la comunidad y sus conexiones más amplias. Además, estas han empezado a realizar más trabajo fuera de la finca para complementar los ingresos de esta.

Las jóvenes maoríes a quienes se invitó a asumir por primera vez papeles de liderazgo en la gestión de la agricultura o a regresar a las operaciones de agricultura familiar o de los iwis también necesitan apoyo. Mavis Mullins, quien a lo largo de su carrera ha administrado una exitosa empresa contratante de esquila y desempeña un rol de liderazgo en la agricultura de Nueva Zelanda, ha destacado la importancia de ayudar a jóvenes profesionales maoríes altamente calificadas a integrarse al entorno del sector primario para que aprendan el idioma y conozcan los sistemas relativos a las actividades terrestres.

Mavis compartió un excelente ejemplo de cómo la unión de habilidades agrícolas y competencias profesionales condujo al logro de una importante innovación. Una joven fisioterapeuta cualificada las visitó y tomó un empleo como manipuladora de lana y aprendiz de esquiladora. De inmediato identificó la necesidad de evaluar adecuadamente las exigencias físicas de las diversas tareas que se realizaban en el cobertizo de esquila y desarrolló programas personalizados de aptitud física y entrenamiento que permitirían al personal estar mejor preparado para llevar a cabo sus funciones y minimizar las lesiones laborales.

A fin de que se adapten y prosperen en un mundo que cambia rápidamente, se deben diseñar políticas públicas que fortalezcan el rol que las mujeres rurales pueden desempeñar en algunas áreas clave:

conectividad digital, acceso a oportunidades de aprendizaje permanente, enfoques integrados de desarrollo regional y elaboración de perfiles de mujeres rurales exitosas.

Fortalecimiento de la conectividad digital
La nueva tecnología de la información puede brindar soluciones para reducir el aislamiento y mejorar el acceso a los conocimientos; sin embargo, aunque vivimos en un mundo cada vez más digitalizado, muchas mujeres rurales aún no son capaces de conectarse a internet.

Incrementar la conectividad resulta esencial para proporcionar a las mujeres los conocimientos y las herramientas que requieren. Donde se dispone de ella, la tecnología ha demostrado su capacidad de transformación en términos de las contribuciones y el bienestar de las mujeres.

El crecimiento del comercio electrónico tiene potencial para conectar con más eficacia a las mujeres rurales con el mercado, mientras que su mayor participación en las empresas agrícolas les brinda más oportunidades para tomar parte en el diseño y el desarrollo de nuestros productos y servicios y para formular historias que vinculen mejor las fincas a los consumidores.

Acceso a un aprendizaje permanente
Es probable que la manera en la que desarrollaremos las habilidades y los conocimientos en el futuro sea muy distinta a la forma en que lo hacemos actualmente. En la actualidad, los proveedores y las instituciones de capacitación exploran cómo respaldar mejor el aprendizaje permanente, por ejemplo, por medio de un mayor uso de herramientas de aprendizaje en línea y el desarrollo de microcredenciales. Las mujeres rurales deberán tener un fácil acceso a la capacitación y al respaldo para adoptar las nuevas tecnologías y tomar parte en la economía digital, a fin de evitar el surgimiento de nuevos obstáculos para su participación.

Las mujeres rurales deberán tener un fácil acceso a la capacitación y al respaldo para adoptar las nuevas tecnologías y tomar parte en la economía digital, a fin de evitar el surgimiento de nuevos obstáculos para su participación.

Los gobiernos pueden promover la formulación de marcos de políticas que fomenten el aprendizaje permanente y garanticen el acceso de las mujeres rurales a oportunidades de aprendizaje que satisfagan sus necesidades.

Enfoques integrados de desarrollo regional

En Nueva Zelanda y en todo el mundo existe un enfoque creciente en cómo desarrollar y sostener las regiones, ya que cada vez más personas se mudan a las ciudades. Las inversiones en la infraestructura y el mantenimiento de los servicios rurales (incluidos los de educación y salud) resultan esenciales para asegurar que incluso las comunidades más remotas sean capaces de prosperar.

Los gobiernos pueden ayudar a garantizar que las oportunidades de desarrollo regional sean examinadas desde múltiples perspectivas y a considerar con detenimiento los impactos sociales y culturales de las iniciativas económicas y ambientales propuestas en las comunidades locales. Adicionalmente, pueden asegurar que las mujeres rurales tomen parte en el diseño y el desarrollo de las políticas y los programas que influyen en su vida.

En muchas partes del mundo las mujeres continúan enfrentando discriminación en cuanto al acceso a la tierra y a su propiedad, al crédito y a las oportunidades de capacitación. Existen pruebas de que, si las mujeres tuviesen el mismo acceso a los recursos y la educación que tienen los hombres, habría aumentos significativos en la productividad y la seguridad alimentaria. Seguir trabajando para eliminar la discriminación de género es fundamental, ya que sus consecuencias resultan costosas no solo para las mujeres involucradas, sino también para toda la sociedad.

Elaboración de perfiles de mujeres rurales exitosas y modelos a seguir

El éxito del sector rural en el futuro depende de la participación creciente de las mujeres y las niñas en las empresas agrícolas y en los sectores de servicios que las respaldan, incluidos el empresarial y los de ciencia, tecnología y comercialización. Es posible inspirar de gran manera a las mujeres, compartiendo las historias de quienes las han precedido. Las empresas, el Gobierno y las comunidades pueden trabajar juntos para aumentar la visibilidad del rol y la contribución de las mujeres rurales.

Conclusión
Las consecuencias de la participación de las mujeres en las empresas agrícolas y las comunidades rurales y su contribución a ellas han sido de gran alcance para la seguridad alimentaria y el avance económico y social. La experiencia de Nueva Zelanda muestra la contribución significativa de las mujeres a la resiliencia de las fincas y las comunidades locales. Reconocer y valorar aún más sus capacidades, roles y experiencia les abre más oportunidades para realizar nuevas contribuciones. Seguir eliminando las barreras que dificultan su participación y respaldándolas para que desplieguen todo su potencial será clave para que se adapten con éxito a futuros retos y oportunidades.


1 Las ideas y los puntos de vista que se comparten aquí son el resultado de una serie de entrevistas realizadas a mujeres rurales líderes de dicho país.

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Sarah Paterson • Mujeres rurales de Nueva Zelanda: pasado, presente y futuro Sarah Paterson

Especialista en agricultura. Experta en política comercial y relaciones con contrapartes, Nueva Zelanda