Sección 2

Datos que gritan la realidad

Mujeres rurales en el Caribe: Agentes claves de la transformación para un desarrollo genuino y sostenible

Aún es urgente trabajar para alcanzar la igualdad de género y la autonomía en el marco del desarrollo sostenible

La historia del desarrollo del Caribe no se puede contar sin relatar los aportes de las mujeres rurales. A lo largo de nuestra evolución, desde las economías de plantación y sociedades agrarias a las naciones modernas e independientes de hoy, las mujeres rurales han desempeñado y continúan desempeñando papeles fundamentales en el desarrollo económico y social de nuestros países y, de hecho, en la propia sostenibilidad de la región.

Durante siglos han sido responsables de la producción, el procesamiento y la comercialización de productos agrícolas, así como de la nutrición y el bienestar de sus familias y comunidades. Como madres, abuelas, tías y hermanas, diariamente han guiado y cuidado a sus familias y a los enfermos y ancianos de sus comunidades. Sus conocimientos sobre el uso de las hierbas naturales y de la medicina tradicional, así como la práctica de estilos de vida saludables, han sido en gran parte responsables de la cantidad récord de mujeres centenarias que viven en Barbados y Dominica.

El aporte de las mujeres rurales a la seguridad alimentaria y nutricional y al desarrollo de sociedades saludables ha sido subestimado durante mucho tiempo. Las mujeres hoy desempeñan un papel aún más importante, pues, mediante la producción, el comercio y la promoción de alimentos saludables y nutritivos producidos localmente, lideran la lucha contra el “tsunami” de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) que actualmente afecta a nuestra región. Además, su contribución potencial al desarrollo del sector de la salud y el bienestar, particularmente en el sector del turismo, ofrece posibilidades interesantes para la expansión de las economías regionales.

Su espíritu emprendedor, nacido en muchos casos por pura necesidad de supervivencia económica, ha desempeñado un importante papel no solo en términos del desarrollo de la innovación y la tecnología, sino también y quizás más importante con respecto al desarrollo social y económico mediante la creación de empleos y el aprovechamiento de la capacidad productiva de otras mujeres, impulsando así el aumento del ingreso per cápita, la estabilización de las familias y la reducción de la pobreza.

En una región altamente vulnerable a los desastres naturales y a los impactos negativos del cambio climático, las mujeres rurales han impulsado la conservación ambiental, pues han cuidado la rica biodiversidad de nuestra tierra.

En una región altamente vulnerable a los desastres naturales y a los impactos negativos del cambio climático, las mujeres rurales han impulsado la conservación ambiental, pues han cuidado la rica biodiversidad de nuestra tierra, las especies de plantas y animales y los recursos marinos y han participado en lo que hoy se conoce como “agricultura climáticamente inteligente”. Constituyen valiosos repositorios de la sabiduría y el conocimiento tradicionales sobre lo que es único y auténtico en nuestra región, y representan la “propiedad intelectual” que forma la base del pensamiento innovador requerido para transformar nuestras sociedades. Sus contribuciones potenciales al desarrollo de las bioeconomías “azul” y “verde” son enormes.

Además de asumir sus roles productivos y reproductivos, las mujeres rurales se han convertido en activistas y líderes de sus comunidades y, desde humildes comienzos, han ascendido a altos cargos públicos en los ámbitos nacional, regional e internacional. Asimismo, han elevado el perfil de género; han potenciado el desarrollo de las artes y literatura, la política, el sindicalismo y la academia; han abogado por los derechos de las mujeres; han liderado el posicionamiento de la región en temas de la agenda global y han trazado caminos de desarrollo cimentados en la cultura, la dignidad y el orgullo caribeños.

A pesar de estos importantes avances logrados por las mujeres caribeñas en varias facetas de su vida, aún queda trabajo importante y urgente que hacer para lograr la igualdad de género y la autonomía de las mujeres en el contexto del desarrollo sostenible. Las mujeres y las niñas se encuentran entre las personas con mayor probabilidad de ser pobres; de carecer de acceso a activos, educación, atención médica y otros servicios esenciales y de sufrir los mayores impactos de las crisis económicas y alimentarias mundiales y del cambio climático. Además, el acoso sexual y la violencia de género son problemas que oprimen a las mujeres rurales.

Es esencial empoderarlas, no solo para impulsar el bienestar de las personas, las familias y las comunidades rurales, sino también para mejorar la productividad económica general y potenciar la sostenibilidad a largo plazo de la región del Caribe.

En toda la región, las mujeres tienden a estar sobrerrepresentadas en los sectores más bajos del mercado de trabajo, especialmente en el sector de los servicios, y subrepresentadas en las áreas en que se requieren calificaciones más altas. Además, la tasa de desempleo es más elevada entre las mujeres, cuyos niveles de protección social y sus salarios en puestos similares son más bajos que los de los hombres. En casi todos los aspectos cuantificables del desarrollo, las mujeres rurales tienen peores resultados que los hombres rurales, debido a las desigualdades de género y a la discriminación. Por lo tanto, es esencial empoderarlas, no solo para impulsar el bienestar de las personas, las familias y las comunidades rurales, sino también para mejorar la productividad económica general y potenciar la sostenibilidad a largo plazo de la región del Caribe.

Las mujeres empresarias, especialmente en las zonas rurales, a menudo enfrentan dificultades para acceder a productos y servicios financieros pertinentes, debido a la falta de productos apropiados, información, comprensión de sus necesidades y garantías. Los servicios de desarrollo empresarial no están disponibles en muchas áreas rurales, lo que afecta el crecimiento de las empresas de mujeres rurales. En consecuencia, a menudo las mujeres dependen de amigos y familiares para obtener financiamiento, capacidad de gestión y otro apoyo informal para sus negocios. Muchas mujeres dependen de fondos personales para sus necesidades de inversión.

Para lograr el empoderamiento económico, las mujeres también deben tener voz, contar con una sólida red de negocios y gozar de representación en la toma de decisiones. La rigidez de algunas políticas, instituciones, programas y proyectos ciegos al género se perpetúa debido a la limitada participación de las mujeres en la formulación de políticas y en los procesos de cambio de políticas e instituciones, así como al insuficiente reconocimiento de las agencias y redes de mujeres.

El tema del Día Internacional de la Mujer (DIM) de 2018, “Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”, refleja la culminación a la fecha de los esfuerzos sostenidos y significativos de varias organizaciones nacionales, regionales e internacionales que trabajan para abordar los desafíos y ayudar a las mujeres a convertirse legítimamente en los motores del cambio transformador.

Este artículo se centra en los aportes de las mujeres rurales a la seguridad alimentaria y nutricional en el Caribe y describe cómo se están organizando para alcanzar el éxito, adoptando nuevas tecnologías, volviéndose resilientes ante el cambio climático e involucrándose en nuevas iniciativas de turismo comunitario sostenible. El artículo también ofrece algunas ideas sobre la creciente participación de las mujeres jóvenes en el sector agroalimentario y muestra algunas señales positivas que auguran un mejor futuro para nuestra región.

Mujeres productoras de alimentos
En el Caribe, las mujeres rurales representan la mayor proporción de la fuerza de trabajo agrícola y producen la mayoría de los alimentos cultivados, tanto mediante la agricultura de subsistencia como a escala comercial, y como agricultoras a tiempo parcial y de tiempo completo. Están presentes en todos los aspectos de la producción de cultivos, la ganadería, la pesca, la acuicultura, la acuaponía y la apicultura.

En términos de comercialización, las mujeres rurales son responsables del movimiento de toneladas de productos agrícolas a través de las parroquias y comunidades de nuestros países. Desde el mercado Coronation en Jamaica hasta el mercado Stabroek en Georgetown, las mujeres agricultoras y vendedoras intermediarias son las que suministran tanto a la población local como a los turistas una gran variedad de alimentos. Su trabajo y sacrificio les han proporcionado a muchas de ellas ingresos que les han permitido a sus hijos y nietos acceder a una buena educación y a gozar de un nivel de vida decente.

Las mujeres en el agroprocesamiento
Las mujeres rurales tradicionalmente han dominado el sector del agroprocesamiento mediante pymes, en que transforman los productos agrícolas y pecuarios en una multiplicidad de otros productos. Si bien hay miles de micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) y de pymes lideradas por mujeres en el Caribe, existen muy pocos datos desglosados por sexo sobre empresarialidad agrícola. Es necesario mejorar la recolección y el análisis de datos confiables sobre las empresas rurales de mujeres, con el fin de comprender sus necesidades y realidades, determinar las políticas que se deben adoptar, incluyendo la generación de mejores indicadores, la evaluación de programas y proyectos, la consideración de lecciones sobre qué funciona y por qué y el establecimiento de mecanismos de retroalimentación, e identificar dónde se encuentran las oportunidades para aumentar el éxito.

Para fortalecer la gestión empresarial, el marketing y las capacidades técnicas de las mujeres empresarias, también se requiere capacitarlas y actualizar sus habilidades. El acceso al financiamiento es una de las limitaciones más críticas que enfrentan las mujeres rurales, para quienes modalidades tradicionales, como el sistema de “sousou”, aún constituyen formas válidas y sostenibles de financiamiento.

Organizándose para el éxito

Las mujeres rurales y sus organizaciones se están movilizando para reivindicar sus derechos y mejorar sus medios de subsistencia y bienestar. Están estableciendo negocios exitosos; adquiriendo nuevas habilidades; luchando por sus derechos; dando forma a leyes, políticas y programas sobre todos los asuntos que afectan sus vidas, como una mejor seguridad alimentaria y nutricional y mejores medios de vida rurales; utilizando métodos agrícolas innovadores y aprovechando las TIC, las redes sociales y las nuevas tecnologías.

La Red Caribeña de Mujeres Productoras Rurales (CANROP), que es una de las instancias constituyentes de la Alianza Regional para la Agricultura y el Medio Rural, fue establecida hace unos 15 años para mejorar el nivel de vida de las productoras rurales mediante la capacitación, el intercambio cultural, la creación de redes y la promoción del comercio regional e internacional.

Las mujeres rurales y sus organizaciones se están movilizando para reivindicar sus derechos y mejorar sus medios de subsistencia y bienestar.

Los objetivos de la CANROP son los siguientes:

Proporcionar un foro para el intercambio de información, ideas y preocupaciones sobre el desarrollo de negocios administrados por mujeres rurales; Crear una marca que identifique los productos y servicios de sus miembros como productos de calidad producidos por mujeres rurales; Aunar recursos para la comercialización de los productos generados por los miembros de la organización; Crear programas de capacitación para mantener y desarrollar las habilidades interpersonales, técnicas, financieras y comerciales de sus miembros; Acceder a financiamiento externo de agencias donantes nacionales y multinacionales para apoyar programas de trabajo nacionales; y Proporcionar un foro que facilite la discusión de la igualdad y equidad de género dentro de cada país y en toda la región.

Las mujeres en la pesca
En comparación con otras áreas del mundo, la dinámica y las características de género en la pesca de pequeña escala están poco documentadas en el Caribe. Las mujeres rurales trabajan principalmente en el procesamiento de diversas especies de pescados y mariscos. Miles de mujeres rurales trabajan en mercados de pescado y plantas procesadoras de pescado en toda la región. También hay grupos de mujeres rurales involucrados en esfuerzos dirigidos a la conservación de las tortugas marinas.

Mujeres rurales y turismo sostenible
En muchos países de la región, el turismo se ha convertido en una de las industrias más relevantes, ya que la persistente turbulencia en otros sectores económicos ha aumentado la importancia relativa del turismo como estrategia de desarrollo económico, por lo que se ha vuelto cada vez más crucial para la supervivencia de las economías locales. Hay varios ejemplos notables de mujeres rurales involucradas en el desarrollo de sitios, atracciones y eventos turísticos en el sector rural.

Hacia un futuro más sostenible
El envejecimiento en el sector agrícola del Caribe es motivo de preocupación. En la mayoría de los casos, más del setenta por ciento de las agricultoras tienen 45 años o más. En respuesta a esta situación, los gobiernos –mediante sus ministerios de Agricultura, Educación, Trabajo y Juventud y sus departamentos de Justicia– y otras agencias de asistencia técnica y donantes han realizado un esfuerzo concertado para interesar a los jóvenes en los agronegocios. Además, varias mujeres jóvenes están poniendo su mirada en carreras vinculadas con la gastronomía (chefs y otras).

Las mujeres rurales construyen resiliencia mediante
la agricultura climáticamente inteligente


En muchos países del Caribe, las mujeres rurales generan resiliencia y practican la agricultura climáticamente inteligente, mediante la instalación de sistemas de energía fotovoltaica y de recolección y distribución de agua.

Las economías de las potencias coloniales que gobernaban el Caribe deben gran parte de su riqueza a la labor de los trabajadores agrícolas, muchos de los cuales fueron mujeres rurales. Desde entonces, nuestras economías se han vuelto menos dependientes de la agricultura y más de los servicios financieros y el turismo, al punto que el Caribe ha sido declarado oficialmente como “la región más dependiente del turismo en el mundo”.

En muchos países del Caribe, las mujeres rurales generan resiliencia y practican la agricultura climáticamente inteligente.

Esta distorsión en la selección de los motores económicos ha generado varios impactos negativos que se deben revertir si queremos tener economías sostenibles. Necesitamos cerrar ese círculo y hacer que el sector agroalimentario vuelva a ser el motor del crecimiento de nuestras economías. Esta transformación no puede lograrse sin la apertura de un espacio que permita conversar con las mujeres rurales y asegurar su participación plena y efectiva en la toma de decisiones económicas, sociales y políticas.

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Mia A. Mottley, Q.C., M.P. • Mujeres rurales en el Caribe: Agentes claves de la transformación para un desarrollo genuino y sostenible Mia A. Mottley, Q.C., M.P.

Primera Ministra de Barbados